Thursday, April 1, 2010

Dejemos el Jai Alai en su Justo Lugar

Estaba releyendo esa delicia de libro que es "Todo Mi Legado Golfístico" de John Jacobs (uno de los profesores de golf más famosos del mundo) cuando he dado con un comentario suyo que me parece extensible a la pelota, a la cesta punta.

Jacobs viene a decir que siendo el el golf un deporte tan difícil es muy fácil perder el sentido de la proporción.

Escribe Jacobs: "Me cruzo con demasiada gente que considera un drama haber topado un par de salidas de bunker y haberse ido otro par de veces al bosque. La verdad es que los mejores jugadores del mundo pegan muy poquitos golpes al día perfectamente a gusto. Y me parece que tener esto presente y aceptarlo es muy bueno para el carácter del golfista. Muchas veces he estado tentado de decir a alguno de mis alumnos: ¿"Pero quién te crees que eres tú para pretender hacerlo mejor que ellos"?

Confieso que he sentido el mismo impulso cuando veo a un pelotari, sea profesional o aficionado, levantar los brazos, maldecir o mostrar incredulidad ante un error, su error. Incapaz de asumir el haber pegado un "palo" o haber tirado la pelota a la contracancha.

El golf es un deporte que se las trae, fascinante, eso sí, pero tremendamente complicado, endiablado diría. Sin ánimo de entrar en comparaciones, la cesta punta también se las trae. La práctica del jai alai, el poder jugar decentemente, requiere una suma de habilidades y mucho entrenamiento. Por eso, por su dificultad, han salido y salen tan pocas figuras, gente que domine el deporte.

Sin embargo, ocurre en el jai alai lo que ocurre en el golf. Es muy fácil perder el sentido de la proporción. Es muy fácil perder los estribos y demostrar un cabreo impresionante. Desde el profesional hasta el aficionado.

Hemos visto al gran Ondarrés pegar "palos" en la mano-mano, no uno sino más de dos en cada partido. El mismísimo Patxi Churruca tiraba en cada partido dos o tres pelotas con el revés a la contracancha. Y así ejemplos y más ejemplos que denotan lo difícil que es jugar bien.

Qué poca gente, sin embargo, asume o hemos asumido semejante dificultad. Que los errores son parte del juego y en lugar de levantar los brazos al cielo mejor sería que hubiéramos ido a la cancha a entrenar y practicar y practicar. Con la máxima humildad. Dejando al jai alai en su justo lugar.

Esta tarde cuando vaya al tee del hoyo uno de Zarauz y si hago un "out", la bola derecha a la playa, esbozaré la mejor de mis sonrisas y me diré para mis adentro: "qué carajo, seguro que al mismísimo Txema (Olazabal) le pasa a veces lo mismo".
El golf en su justo lugar.


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