Friday, January 8, 2010

Otros Tiempos

Eran otros tiempos, no cabe duda. Miren la visión que existía hace unas décadas sobre lo que suponía el ser pelotari, jai alai player. El texto corresponde a Paco Turrillas, periodista guipuzcoano que exiliado tras la Guerra Civil española residió en Mexico. Dirigía la revista Cancha y, además, escribió la biografía "Neuk"de Guillermo.
"En la tierra vasca apenas si hay muchacho que no pruebe seguir la ruta trazada por hombres famosos del jai alai. Donde hay un fronton medianamente reglamentario no habrá un muchacho que deje de presentarse, de esperar turno, de sentirse feliz si, en lugar de jugar un partido, puede jugar tres. Y todos con la misma mira: salir de casa con la cesta, vivir de ella y viajar por medio mundo.

En Markina, cuna de pelotaris de cesta, donde viven retirados hombres que fueron ídolos de los públicos, los muchachos de los caseríos bajan al pueblo y se enguantan la cesta. Corren por la cancha, saltan, sujetan la pelota, la lanzan con violencia, juegan horas, un día y otro, hambrientos de cancha siempre, esperando ansiosos el juicio de los pelotaris retirados. Cuando alguno de éstos dice: "ese nunca será pelotari", ya puede volverse al caserío y ponerse a manejar la guadaña, la hoz y el arado.

Usted sabe que los profetas son un señores que llevan el reloj adelantado. Y los viejos pelotaris, lo son. De ahí que cuando uno de ellos sentencia con absoluta seguridad: "bonito estilo tiene. Me gusta...", entonces la suerte del muchacho está decidida: será pelotari.

Bajará del caserío todas las mañanas, se pondrá la cesta y seguirá su curso de estudios en la "universidad" de la pelota, que es el frontón marquinés. Pegará miles de pelotazos contra aquella verde y sufrida pared y, cuando ya esté hecho, embarcará con otros compañeros en Bilbao o en burdeos, tomará el avión en Madrid o París y, unas semanas después, lucirá sus habilidades en cualquier lejano frontón, hasta las fiestas del Carmen, a mediados de julio, que se presentará en Marquina a lucir su atuendo elegante, para al fin, cuando la edad se lo recomiende, volver al pueblo, colgar la cesta para siempre y, ya retirado, hacer lo que los demás: recordando otros tiempos presentar setodas las mañanas en el frontón luciendo su hermosa cadena de oro y, de cuando en cuando, sentenciar señalando con el dedo a los principiantes:
"Ese nunca será pelotari.
O:
"Bonito estilo tiene aquél. Me gusta"...

(Dedicado a Etxeba, Mentxaka, al Txino, Goio y a otros tantos y tantos que no dejan de acudir a la "universidad" siempre que pueden, grandes entusiastas en cuyas venas corre jai alai a raudales).

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