Este sabado compartiremos mesa y mantel en Bolibar, cerca de Markina, muchos de los pelotaris que jugamos en Tampa en diferentes épocas. Ya son varios los años que consecutivamente se celebra dicha reunión de amigos. Que yo sepa sólo los que jugamos en Tampa hacemos una celebración de este tipo. ¿Por qué?...
Las décadas de los setenta y ochenta fueron décadas gloriosas para los jai-alais, visto lo que estamos viendo posteriormente, no cabe la menor duda. Tampa fue un lugar privilegiado para el pelotari. A mediados de los setenta el cuadro era muy joven, mucha gente soltera. La intendencia, el tandem Arregi y Beitia, eran buena gente, se exigía pero la presión era llevadera. Si comparamos con Miami no había ni punto de comparación, por eso que más de uno quería jugar en Tampa, algunos lo consiguieron. El general manager, Mr. Gerrity, era un buen tipo, siempre metido en el vestuario saludando a uno y a otro. La ciudad, por aquel entonces, era un lugar tranquilo, un estupendo lugar para residir. Teniamos una playa particular: la "playa de José", un trozo alargado de arena en el que dabamos paseos matutinos.
El ambiente nocturno... recuerdo un lugar el "Patt", un lugar un tanto siniestro, una especie de nightclub con "live music" cerca del fronton, en Ghandi Avenue creo que estaba, un sitio al que ibamos todas las noches a tomar un par de cervezas y donde se juntaba ambiente puro jai-alai, "groupies included"...cómo no, chico. Oh! Eramos jovenes y teníamos toda la libertad del mundo. Compartíamos un trabajo y nos esmerabamos pero el ambiente era, en líneas generales, magnífico. Nos queda el recuerdo, la nostalgia, nos veremos diferentes, algo más viejos, sí, porque no decirlo. Pero seguimos juntandonos por la sencilla razón de que estamos unidos por un lazo invisible que se sostiene en base a una amistad que hicimos y conservamos en un lugar llamado Tampa.
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