Humor en el Jai-Alai

El humor siempre ha estado presente en el jai.alai. Gente joven los pelotaris, desenfadada. Antes sobre todo, salían de un entorno rural y se adentraban en un mundo desconocido con problemas de expresión linguistica dado su desconocimiento o limitaciones fuera del euskera, la lengua materna.
 
   "En cierta ocasión varios pelotaris se disponían a entrar a una discoteca en USA. Uno de ellos llevaba unas zapatillas deportivas como calzado. El portero se percata de ello y les dice que está prohibido el acceso con zapatillas. A éste, al de las zapatillas, que no entendía ni papa de inglés, le traducen lo que había dicho el portero. Se le queda mirando fijamente al portero y le dice. "Qué!..., hase barro dentro o qué!".
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   "Hace bastantes años los célebres puntistas Unanue y Urrutia hicieron la mili en Valencia. Los dos medio asustados entran al cuartel. Comienzan a vestirse, y como las polainas son todo botones, se arman un lío terrible, al final, tras darles vueltas y vueltas, salen a la calle con ellas puestas al revés. Un desastre.
  Pasan 4 días, y una tarde, estando tranquilamente en el patio, oyen a un cabo gritar con ronca voz:
  ¡A formar, rápido, que viene el capitán! ¡Vamos, reclutas, daos prisa, y a formar!
   Formaron todos, entró el capitán, que echó un vistazo por el grupo, volvió a pasar, miró y remiró, sobre todo a los dos pelotaris y, con los reclutas saludando marcialmente, se retiró.
  Al día siguiente ahí iban Unanue y Urrutia tan panchos, vestidos de soldados, por la calle Ruzafa, y en esto que se cruzan con el capitán de la víspera, y pasaron por su lado como si pasaran por delante de un farol, ni caso.
  ¡¡Alto ahí!!, les gritó rápidamente hecho una furia el tipo de las estrellas. ¡¡A cuadrarse he dicho!!
 Y zaguero y delantero hicieron lo que les mandaron.
¡¡¿Quién les ha dicho a ustedes que cuando han de pasar ante un jefe no deben saludarlo?!!
    Los dos pelotaris nada, mudos.
¿¡¡Pero cómo es posible que...?!!
Y como la cosa íba a peor y el hombre estaba cada vez más furioso, a Unanue, para calmarlo, no se le ocurrió nada mejor que decirle con la más cándida sinceridad:
 "Hombre, capitán, ¿por qué se enfada? ¿No se acuerda que ya lo saludamos ayer?".
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No se han dado casos muy repetidos como éste,pero se han dado. Jugando en el Fronton Mexico Jose Ramon Garmendia, un tipo tan alto que parece que tiene una nube en el ojo, en el transcurso de un tanto muy peloteado, por los nervios y la emoción que flotaba en el ambiente, al ir a entrar el zaguero contrario a la pelota que le correspondía devolver, se le adelantó Garmendia, que metió la cesta y que soltó tremendo pelotazo.
   Se armó el alboroto padre; los contrarios pidieron falta y, cuando su compañero le preguntó al grandullón de Garmendia por qué razón había devuelto dos veces seguidas la pelota, el de Villabona, le contestó todo serio:
   ¡"Sí, ya sé, ya sé!...¡Pero es que la tenía tan a la mano y tan bien!!".
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Ansola, un puntista de un caserío de lo más alejado del barrio San Miguel de Elgoibar, fuerte como pocos, con unas patillas enormes en forma de hacha, camisa de flores siempre, que jugó en Florida. En cierta ocasión, en Palm Beach, llevó el coche a repostar a una gasolinera. Al cubano que le atendía le dice: "Échale viento"..., refiriendose a que hinchara las ruedas del vehículo.
 El cubano le contesta: !"Cómo lo quieres chico, viento norte o viento sur!"