Diego Beaskotxea vs. Lopez. Great beginning for the World Singles Championship, tomorrow at Markina.
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Zulaika´s Jai-Alai Blog
This is a Jai Alai court, a literary cancha, the front wall is in front of you, you´re welcome to play in it.
Thursday, July 22, 2010
Tuesday, July 20, 2010
Primeros Frontones en Miami
Año 1924, primer frontón en Hialeah. Dos años después se abre el Biscayne Jai Alai. Tres meses después se cierra el Hialeah. No había lugar para dos frontones en el área de Miami.
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Sunday, July 18, 2010
Día del Carmen: Markina
"Día del Carmen en Markina", último artículo escrito lo puedes leer en
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Thursday, July 15, 2010
Ver Jugar a los Mejores Juntos
La vez pasada reflexionaba sobre las quinielas que había visto disputar en San Jean de Luz, quinielas a 25 tantos con cuatro parejas. La gente se lo pasó en grande, lo cual indica que este tipo de formato, quinielas a 25, funciona. Pero en esta localidad de Lapurdi el jai alai ha funcionado desde hace varias décadas. Cuando se jugaban partidos clásicos a 35 tantos la gente hacía cola hasta la carretera para poder sacar una entrada. Intuyo que el perfil del público asistente, entonces y ahora, es similar.
La gente, el público, lo que busca es entretenimiento, pasárselo bien. Si hay calidad mejor que mejor. Mirando al pasado y viendo la composición de las parejas que han intervenido en San Juan de Luz, no es de extrañar que el público respondiera.
No digo que no haya calidad hoy día. Las comparaciones que cada uno las haga si le apetece. Lo que si sentí la semana pasada en este frontón es que el juego de la quiniela, si bien mantiene la atención constante en el observador, resulta algo mecánico. El pelotari entra y sale pero parece que nada le va en juego. Como si ganar o perder significara lo mismo. Su actuación se difumina, las diferencias entre uno y otro resultan imperceptibles. Como si en lugar de tomar un buen café, sorbo a sorbo, tomaras un café descafeinado "americano", es decir, a taza llena.
Mañana, fiesta del Carmen en Markina, tendremos la oportunidad de tomar café-café, del bueno, y no agua chirriada. En la "Universidad" se impartirán clases de jai alai, pero del "jai alai del bueno". Eso espero. Estoy deseando de ver al Bombardero Lopez, que ha regresado de su base de Fort Pierce. De ver a Erkiaga, "ése pelotari a seguir", según Charli Urizar,( que por cierto debe de andar por su pueblo, Markina). Ver a Egiguren...
Según leo en la página de Jai Alive mañana los pelotaris van a jugar con la indumentaria antigua, camisa blanca y fajas como las que se ven en las fotos de la época de Erdoza menor. ¿Jugarán con alpargatas o con deportivas nike como aparecen en la foto del programa de mañana?
El material, las pelotas, ¿serán balínes o pelotas "para hombres"? El saque lo harán tipo cortada sacando del ocho o nueve como lo ejecutaban los Erdoza and company? Y que me decís de la manera de jugar. ¿Lo harán como se juega en la actualidad "sucio" o lo lo que veamos será un catch and throw, al compás, coger y tirar, como se jugaba en los tiempos que se pretende revivir?
Sería bonito por un día ver a Lopez, Egiguren, Felix, a todas las figuras de la especialidad recreando en todo su sentido un ambiente y una manera de jugar que tuvo su tiempo en el pasado.
Me parece que nos vamos a contentar con algo de cosmética, algún detalle simpático. Vayamos al grano. Lo que yo y la inmensa mayoría de los que disfrutamos con la cesta punta lo que queremos es ver rivalizar a los mejores. A Goikoetxea, Enbil, Irastorza, Egiguren, Lopez, etc, jugando a cara de perro en contra. Rivalidad, en la cancha, a morir.
Por la noche, en el mismo recinto, van a jugar en contra parejas de las dos empresas. Algo es algo pero no suficiente.
Aunque no les guste leer o escuchar a las empresas. Las peleas internas, los motivos de cada empresa para ir cada uno por su lado, a los aficionados no nos interesan, no los vamos a entender.
Hay que decirlo alto y claro. El aficionado, el que en definitiva mantiene el cotarro, se merece VER JUGAR A LOS MEJORES JUNTOS, con camisa blanca a rayas o en bolas. Punto.
La gente, el público, lo que busca es entretenimiento, pasárselo bien. Si hay calidad mejor que mejor. Mirando al pasado y viendo la composición de las parejas que han intervenido en San Juan de Luz, no es de extrañar que el público respondiera.
No digo que no haya calidad hoy día. Las comparaciones que cada uno las haga si le apetece. Lo que si sentí la semana pasada en este frontón es que el juego de la quiniela, si bien mantiene la atención constante en el observador, resulta algo mecánico. El pelotari entra y sale pero parece que nada le va en juego. Como si ganar o perder significara lo mismo. Su actuación se difumina, las diferencias entre uno y otro resultan imperceptibles. Como si en lugar de tomar un buen café, sorbo a sorbo, tomaras un café descafeinado "americano", es decir, a taza llena.
Mañana, fiesta del Carmen en Markina, tendremos la oportunidad de tomar café-café, del bueno, y no agua chirriada. En la "Universidad" se impartirán clases de jai alai, pero del "jai alai del bueno". Eso espero. Estoy deseando de ver al Bombardero Lopez, que ha regresado de su base de Fort Pierce. De ver a Erkiaga, "ése pelotari a seguir", según Charli Urizar,( que por cierto debe de andar por su pueblo, Markina). Ver a Egiguren...
Según leo en la página de Jai Alive mañana los pelotaris van a jugar con la indumentaria antigua, camisa blanca y fajas como las que se ven en las fotos de la época de Erdoza menor. ¿Jugarán con alpargatas o con deportivas nike como aparecen en la foto del programa de mañana?
El material, las pelotas, ¿serán balínes o pelotas "para hombres"? El saque lo harán tipo cortada sacando del ocho o nueve como lo ejecutaban los Erdoza and company? Y que me decís de la manera de jugar. ¿Lo harán como se juega en la actualidad "sucio" o lo lo que veamos será un catch and throw, al compás, coger y tirar, como se jugaba en los tiempos que se pretende revivir?
Sería bonito por un día ver a Lopez, Egiguren, Felix, a todas las figuras de la especialidad recreando en todo su sentido un ambiente y una manera de jugar que tuvo su tiempo en el pasado.
Me parece que nos vamos a contentar con algo de cosmética, algún detalle simpático. Vayamos al grano. Lo que yo y la inmensa mayoría de los que disfrutamos con la cesta punta lo que queremos es ver rivalizar a los mejores. A Goikoetxea, Enbil, Irastorza, Egiguren, Lopez, etc, jugando a cara de perro en contra. Rivalidad, en la cancha, a morir.
Por la noche, en el mismo recinto, van a jugar en contra parejas de las dos empresas. Algo es algo pero no suficiente.
Aunque no les guste leer o escuchar a las empresas. Las peleas internas, los motivos de cada empresa para ir cada uno por su lado, a los aficionados no nos interesan, no los vamos a entender.
Hay que decirlo alto y claro. El aficionado, el que en definitiva mantiene el cotarro, se merece VER JUGAR A LOS MEJORES JUNTOS, con camisa blanca a rayas o en bolas. Punto.
Wednesday, July 14, 2010
El Relevo Generacional
Uriarte y Chiquito de Bolibar destronaron a los Ondarrés, Egurbide, Chino Bengoa. Anteriormente Orbea I hizo lo propio con Pistón y J. L. Salsamendi. Recientemente, los dos grandotes de Zumaia, Goikoetxea Y Lopez, se han convertido en los número uno cada uno en su demarcación.
El relevo generacional es lo más natural, ley de vida, se suele decir. Biológico hasta decir basta. El jai alai como deporte, como representación metafórica de la vida, no escapa al recambio cíclico. Es más, es necesario, síntoma de buena salud, una forma de garantizar la continuidad.
Guillermo regresó a Cuba por segunda vez allá por el año 1928, contaba 18 años de edad. En el viejo frontón que hacía esquina entre Concordia y Lucena, en el Jai Alai habanero, en El Palacio de los Gritos, jugaban los mejores pelotaris de la época.
Allí estaba el mejor del cuadro del mundo y en la zaga el amo y señor era un cubano que jugaba con el nombre de Gutierrez, de apodo Charra o El Mago de la Zaga, corto de estatura pero con un brazo que era una catapulta, muy seguro de revés. Gutierrez daba ventajas al resto de zagueros. Además, al ser nacido en Cuba, era el ídolo local.
Guillermo entró con buen pie. Jugó contra pelotaris de segunda al principio. Por poco tiempo. Había llegado a la Habana con hambre de pelota. Quería destacar ante aquellos señores que le producían tanta admiración, que ganaban más que ministros y eran reverenciados como si de seres divinos se tratara.
Ganó ocho partidos seguidos. En su afán por destacar, multiplicaba esfuerzos, derrochaba energías, era incansable. Se fijaron en él y empezaron a programarle estelares. De la noche a la mañana se encontró hecho un señor pelotari.
Como he señalado más arriba, por aquel entonces Gutierrez era era el número uno en la zaga. Le seguía el marquinés Ugartetxea, El Braciforte, un poderoso derechista. Guillermo quería más, llegar a la altura de los dos citados. Con tesón y sin desmayo, deseaba al siguiente partido jugar mejor que el anterior.
La pareja cubana Eguiluz-Gutierrez era una conbinación imbatible. Eloy Gaztelumendi, el intendente, se las veía y deseaba para programar otra pareja que les pudiera hacer sombra. Los dos cubanos se compenetraban a la perfección. Actuaban como si estuvieran sincronizados o una onda invisible los moviera y colocara en cualquier momento allá por donde fuera la pelota.
Ituarte con 22 años venía pegando fuerte, ansioso de victorias, un día tuvo la osadía de acercarse al intendente y pedirle que montara un partido entre él y Guillermo contra los cubanos, es decir, contra los temibles Eguiluz y Gutierrez.
Gaztelumendi le miró y sonrió. Debió gustarle el escuchar que Ituarte y Guillermo estaban dispuestos a acabar con el mito de la invencibilidad cubana. Dos chavales, dos vizcaínos, contra dos cubanos, las máximas figuras. Aquello podría resultar.
Pero El Ciudadano Eguiluz, 41 años, un viejo zorro de la pelota, olió la encerrona. Vanidoso, fatuo, incapaz de cederle el paso a un ciego, alegó un sin fin de excusas. "Que si estaban (los chavales) verdes". Que si debían de demostrar con más actuaciones que tenían juego"...
Total, que pasaron los días y el ambiente se fue caldeando, el público enterado de aquella posibilidad cada vez más ansioso de que se celebrara el partido. Eguiluz, sin embargo, terco en sus trece. No por mucho tiempo pues tuvo que ceder ante el clamor popular.
Llegó el día del partido. El frontón a punto de reventar. El público completamente dividido entre unos y otros. Se mascaba la tragedia. ¿Serían capaces aquellos mocosos de destronar del trono a los dos grandes del Jai Alai habanero? O, la inversa, ¿demostrarían los cubanos que los jovenzuelos estaban demasiado verdes?, como mantenía Eguiluz.
Aquel día en aquel partido surgió la figura del genial Ituarte, El Divino Sonánbulo. El delantero mutricuarra, Cabeza-bote, sabía bien lo que se traía entre manos cuando reclamó les dieran la anhelada oportunidad. Se burló de todos. De Eguiluz, de Gutierrez y hasta del mismo Guillermo.
Su actuación fue magistral. Demostró hasta su retirada lo que era: un verdadero artista. De pies a cabeza. Habilidoso como ninguno. Manejaba el costadillo como nadie. Un pelotari de mérito, pues carecía de saque y desde la jugada inicial se vendía. Físicamente más bien débil, tristón, se ponía a jugar y al que lo veía se le caía la baba. Ituarte un día normal hacía lo que cualquiera. E inspirado, lo que nadie sabría hacer.
Tras la derrota El Ciudadano Eguiluz se retiró al vestuario cabizbajo, pensando en la revancha. Se volvió a jugar el mismo partido y volvieron a ganar los chavales. La empresa hizo el gran negocio.
A la tercera volvieron a ganar Patacón Ituarte y Guillermo, por mucha diferencia. El relevo generacional se había consumado.
El relevo generacional es lo más natural, ley de vida, se suele decir. Biológico hasta decir basta. El jai alai como deporte, como representación metafórica de la vida, no escapa al recambio cíclico. Es más, es necesario, síntoma de buena salud, una forma de garantizar la continuidad.
Guillermo regresó a Cuba por segunda vez allá por el año 1928, contaba 18 años de edad. En el viejo frontón que hacía esquina entre Concordia y Lucena, en el Jai Alai habanero, en El Palacio de los Gritos, jugaban los mejores pelotaris de la época.
Allí estaba el mejor del cuadro del mundo y en la zaga el amo y señor era un cubano que jugaba con el nombre de Gutierrez, de apodo Charra o El Mago de la Zaga, corto de estatura pero con un brazo que era una catapulta, muy seguro de revés. Gutierrez daba ventajas al resto de zagueros. Además, al ser nacido en Cuba, era el ídolo local.
Guillermo entró con buen pie. Jugó contra pelotaris de segunda al principio. Por poco tiempo. Había llegado a la Habana con hambre de pelota. Quería destacar ante aquellos señores que le producían tanta admiración, que ganaban más que ministros y eran reverenciados como si de seres divinos se tratara.
Ganó ocho partidos seguidos. En su afán por destacar, multiplicaba esfuerzos, derrochaba energías, era incansable. Se fijaron en él y empezaron a programarle estelares. De la noche a la mañana se encontró hecho un señor pelotari.
Como he señalado más arriba, por aquel entonces Gutierrez era era el número uno en la zaga. Le seguía el marquinés Ugartetxea, El Braciforte, un poderoso derechista. Guillermo quería más, llegar a la altura de los dos citados. Con tesón y sin desmayo, deseaba al siguiente partido jugar mejor que el anterior.
La pareja cubana Eguiluz-Gutierrez era una conbinación imbatible. Eloy Gaztelumendi, el intendente, se las veía y deseaba para programar otra pareja que les pudiera hacer sombra. Los dos cubanos se compenetraban a la perfección. Actuaban como si estuvieran sincronizados o una onda invisible los moviera y colocara en cualquier momento allá por donde fuera la pelota.
Ituarte con 22 años venía pegando fuerte, ansioso de victorias, un día tuvo la osadía de acercarse al intendente y pedirle que montara un partido entre él y Guillermo contra los cubanos, es decir, contra los temibles Eguiluz y Gutierrez.
Gaztelumendi le miró y sonrió. Debió gustarle el escuchar que Ituarte y Guillermo estaban dispuestos a acabar con el mito de la invencibilidad cubana. Dos chavales, dos vizcaínos, contra dos cubanos, las máximas figuras. Aquello podría resultar.
Pero El Ciudadano Eguiluz, 41 años, un viejo zorro de la pelota, olió la encerrona. Vanidoso, fatuo, incapaz de cederle el paso a un ciego, alegó un sin fin de excusas. "Que si estaban (los chavales) verdes". Que si debían de demostrar con más actuaciones que tenían juego"...
Total, que pasaron los días y el ambiente se fue caldeando, el público enterado de aquella posibilidad cada vez más ansioso de que se celebrara el partido. Eguiluz, sin embargo, terco en sus trece. No por mucho tiempo pues tuvo que ceder ante el clamor popular.
Llegó el día del partido. El frontón a punto de reventar. El público completamente dividido entre unos y otros. Se mascaba la tragedia. ¿Serían capaces aquellos mocosos de destronar del trono a los dos grandes del Jai Alai habanero? O, la inversa, ¿demostrarían los cubanos que los jovenzuelos estaban demasiado verdes?, como mantenía Eguiluz.
Aquel día en aquel partido surgió la figura del genial Ituarte, El Divino Sonánbulo. El delantero mutricuarra, Cabeza-bote, sabía bien lo que se traía entre manos cuando reclamó les dieran la anhelada oportunidad. Se burló de todos. De Eguiluz, de Gutierrez y hasta del mismo Guillermo.
Su actuación fue magistral. Demostró hasta su retirada lo que era: un verdadero artista. De pies a cabeza. Habilidoso como ninguno. Manejaba el costadillo como nadie. Un pelotari de mérito, pues carecía de saque y desde la jugada inicial se vendía. Físicamente más bien débil, tristón, se ponía a jugar y al que lo veía se le caía la baba. Ituarte un día normal hacía lo que cualquiera. E inspirado, lo que nadie sabría hacer.
Tras la derrota El Ciudadano Eguiluz se retiró al vestuario cabizbajo, pensando en la revancha. Se volvió a jugar el mismo partido y volvieron a ganar los chavales. La empresa hizo el gran negocio.
A la tercera volvieron a ganar Patacón Ituarte y Guillermo, por mucha diferencia. El relevo generacional se había consumado.
Monday, July 12, 2010
Releyendo "Neuk"...!
Tengo la impresión de que si el escritor Pío Baroja hubiera tenido entre manos la biografía de Guillermo Amuchastegui le hubiera sacado chispas. Hubiera hecho de la vida del ondarrutarra una de sus mejores novelas de aventuras. No tengo ninguna duda.
Guillermo como personaje, su pueblo natal Ondarroa con sus personajes, sus andanzas primero en Madrid después en Miami, más tarde en Nueva York, Mexico, La Habana etc. Guillermo como atleta extraordinario que se convierte en la máxima figura sufriendo altibajos debido en gran parte a la vida que llevaba... Guillermo es el compendio de los Tellagorri, Zalacain, el capitán Chimista... personajes creados por un Baroja que recoge como nadie los personajes populares que ha dado Euskal Herria.
Guillermo es un personaje fascinante por el que siento especial debilidad. Un colectivo como el nuestro que ha dado más de tres mil puntistas profesionales a la fuerza tenía que dar uno como "El Monarca", alguien que supere la ficción, rompa los esquemas y deje corto cualquier intento de recrear personajes singulares.
Turrillas hace un buen trabajo con la historia de Guillermo, un personaje, insisto, que daba mucho juego al escritor. Leyendo "Neuk....! me quedo con las ganas de saber más. Cada capítulo es fascinante, contado a modo de entrevista sin profundizar demasiado, como dando grandes pinceladas. Quizá ahí esté el acierto del libro, una obra amena, fácil de leer. No es una novela donde se hilvana una historia con todo detalle que mezcla lo real con lo ficticio al antojo del escritor.
Mi amigo el que fuera un buen escritor, Miguel Pelay Orozco, escribió una trilogía novelada basada en la vida de Guillermo, titulada "Los Pelotaris". Según me confesó se basó en Guillermo al que en la novela llama Kapero. Es la historia de un chaval nacido en Ondarrain (Ondarroa) que aspira a ser pelotari. La novela transcurre desde la niñez de Kapero hasta su retirada. Muy amena de leer, muy al estilo de Baroja por el que Pelay sentía devoción.
Sin embargo, yo de tener la habilidad de escribir una historia sobre Guillermo lo haría agarrándome al personaje dramático, auto destructivo, mezcla de inocente bohemio, juerguista, desagradecido con su padre, déspota en la cancha, incomprendido por sus compañeros por el que sienten envidia. En la historia de Guillermo, en "Neuk...! hay mucho de humor y más de drama. El de Ondarroa desde sus niñez fue fiel al papel que quiso jugar y jamás se arrepintió. Un tipo que lo tuvo todo y terminó sin nada y sin nadie al lado. Si algo no se le puede reprochar a Guillermo es el no haber vivido con coherencia. La mía sería, lo digo con toda humildad, una historia desgarradora.
La crónica sobre Guillermo también ayuda a mi modo de ver a entender una época, sucesos como los que ocurrieron años más tarde, el conflicto del año 1968 entre empresa y pelotaris. También en la tiempo de Guillermo hubo huelgas, conflicto entre empresa y pelotaris, división entre estos últimos. Guillermo sufrió en carne propia las consecuencias de ser figura grande y tener que tomar decisiones mucho más fáciles de tomar teniendo poco juego.
Si no hubiera conocido personalmente a Guillermo el año 1976 en Tampa, donde pasó un fin de semana entre nosotros, hubiera pensado que lo que estoy leyendo es una creación literaria, una exageración. Y no, todavía recuerdo a un achacoso Guillermo decir: "Si volviera a nacer haría lo mismo que he hecho con mi vida". Releyendo Neuk...! lo entiendo perfectamente.
Guillermo como personaje, su pueblo natal Ondarroa con sus personajes, sus andanzas primero en Madrid después en Miami, más tarde en Nueva York, Mexico, La Habana etc. Guillermo como atleta extraordinario que se convierte en la máxima figura sufriendo altibajos debido en gran parte a la vida que llevaba... Guillermo es el compendio de los Tellagorri, Zalacain, el capitán Chimista... personajes creados por un Baroja que recoge como nadie los personajes populares que ha dado Euskal Herria.
Guillermo es un personaje fascinante por el que siento especial debilidad. Un colectivo como el nuestro que ha dado más de tres mil puntistas profesionales a la fuerza tenía que dar uno como "El Monarca", alguien que supere la ficción, rompa los esquemas y deje corto cualquier intento de recrear personajes singulares.
Turrillas hace un buen trabajo con la historia de Guillermo, un personaje, insisto, que daba mucho juego al escritor. Leyendo "Neuk....! me quedo con las ganas de saber más. Cada capítulo es fascinante, contado a modo de entrevista sin profundizar demasiado, como dando grandes pinceladas. Quizá ahí esté el acierto del libro, una obra amena, fácil de leer. No es una novela donde se hilvana una historia con todo detalle que mezcla lo real con lo ficticio al antojo del escritor.
Mi amigo el que fuera un buen escritor, Miguel Pelay Orozco, escribió una trilogía novelada basada en la vida de Guillermo, titulada "Los Pelotaris". Según me confesó se basó en Guillermo al que en la novela llama Kapero. Es la historia de un chaval nacido en Ondarrain (Ondarroa) que aspira a ser pelotari. La novela transcurre desde la niñez de Kapero hasta su retirada. Muy amena de leer, muy al estilo de Baroja por el que Pelay sentía devoción.
Sin embargo, yo de tener la habilidad de escribir una historia sobre Guillermo lo haría agarrándome al personaje dramático, auto destructivo, mezcla de inocente bohemio, juerguista, desagradecido con su padre, déspota en la cancha, incomprendido por sus compañeros por el que sienten envidia. En la historia de Guillermo, en "Neuk...! hay mucho de humor y más de drama. El de Ondarroa desde sus niñez fue fiel al papel que quiso jugar y jamás se arrepintió. Un tipo que lo tuvo todo y terminó sin nada y sin nadie al lado. Si algo no se le puede reprochar a Guillermo es el no haber vivido con coherencia. La mía sería, lo digo con toda humildad, una historia desgarradora.
La crónica sobre Guillermo también ayuda a mi modo de ver a entender una época, sucesos como los que ocurrieron años más tarde, el conflicto del año 1968 entre empresa y pelotaris. También en la tiempo de Guillermo hubo huelgas, conflicto entre empresa y pelotaris, división entre estos últimos. Guillermo sufrió en carne propia las consecuencias de ser figura grande y tener que tomar decisiones mucho más fáciles de tomar teniendo poco juego.
Si no hubiera conocido personalmente a Guillermo el año 1976 en Tampa, donde pasó un fin de semana entre nosotros, hubiera pensado que lo que estoy leyendo es una creación literaria, una exageración. Y no, todavía recuerdo a un achacoso Guillermo decir: "Si volviera a nacer haría lo mismo que he hecho con mi vida". Releyendo Neuk...! lo entiendo perfectamente.
Saturday, July 10, 2010
27 Años, St. Jean de Luz
Ayer viernes, 9 de julio, a eso de las seis de la tarde fuimos mi mujer y yo a St. Jean de Luz, Donibane Lohitzun (en euskara). Resulta agradable siempre pasear por las calles de esta localidad costera. Sobre todo por la Rue Ganbetta (Karrika Handi). El ambiente es festivo, cientos de veraneantes parisinos inundan esta calle en busca de souvenirs del pais: macarons (pastas), janbon de Baiona, licores, bordados, etc, qué no se venden en esos pequeños negocios que la mayoría abren solamente en la temporada de verano.
La arquitectura de sus calles, esas casitas blancas con puertas y ventanas rojas tan monas dejan bien claro al visitante que uno se encuentra en el Pays Basque. En la zona del puerto, frente a Ziburu, hay varios restaurantes con terraza que invitan a sentarse y degustar algunos productos del pais. Así lo hicimos antes de ir al Jai Alai Campus Berri, el principal motivo de nuestra visita.
Además, teníamos un buen motivo para hacer una cena extra. Ayer cumplíamos 27 años de casados mi mujer Mertxe y yo. Y como todo el mundo que haya pasado por semejante experiencia sabe, no es ninguna broma. En el matrimonio como en la carrera del pelotari, hay de todo, altibajos, penas y alegrías. Yo, en mi caso, estoy más que satisfecho de ambas carreras, sobre todo de la primera, la vida en pareja, pues, como mi mujer dice: "el día que te casaste firmaste tu mejor contrato".
Es cierto, lo confieso.
Nos sentamos en una terraza de un restaurante, Txalupa. La temperatura inmejorable, la vista mirando hacia Ziburu, no lo era menos. Los barcos pesqueros se confundían con la fachada de las casas de antiguos pescadores. Cerca de nuestra mesa un grupo de jóvenes pertenecientes a algún club de rugby local celebraban una fiesta. De un bar no muy lejano llegaban las notas de un grupo coral, Hegoak ebakiko banizkion... Guk euskaraz zuk zergatiz ez... canciones de ambos lados de la muga cantadas de manera suave como susurrando, un estilo típico de esta zona de Lapurdi. Todo parecía de postal y nosotros nos moviéndonos en ella.
La cena estuvo bien. Una ensalada gourmande con su lechuga, tomate, janbon de Baionne, micuit , mollejas de pato, etc. Mi esposa y compañera de fatigas en estos 27 años degustó una sopa de poisson (pescado). Después dimos cuenta de una dorada, un mano a mano, con su patata al horno y vegetables de guarnición. Para beber una botella de blanco de la zona de St. Jean de Pie de Port, de la bodega Irulegi. Muy rico el caldo bebido frío. De postre un gateau basque pour la madame y para el monsieur un bizcocho de chocalate caliente con una crema "de muelte" como dicen los cubanos. Un armagnac como digestif y al frontón, a escuchar el sonido de la pelota contra el frontis.
Visitar el Campus Berri siempre me trae recuerdos agridulces. Hace 25 años en esa cancha perdimos la final de la Copa del Mundo, Internacionales o o como se llamara, Beaskoetxea I y yo, 35-33, contra Chiquito de Bolibar y Retolaza, después de ir ganando 33 a 31. Mi gozo en un pozo, lo que pudo haber sido mi mayor gesta deportiva se quedó en un subcampeonato, no es poco y dada la combinación, el nivel que había, pero un segundo puesto siempre es un segundo puesto, aunque enfrente estuviera un genio de la chistera.
El frontón apenas ha sufrido cambios. Una acústica perfecta llama la atención, algo raro en los frontones. La música lo impregna todo nada más entrar al recinto. Un presentador-animador que en en USA sería un fenómeno se encarga de poner al público parisino bailando Paquito El Chocolatero. Uno mismo, procedente del otro lado de la muga, poco acostumbrado a este tipo de exhibiciones, se contagia y empieza a mover los brazos, izquierda-derecha, adelante y atrás, a ritmo de la música. Y si no lo haces, ahí te viene un pelotari con atuendo de oso, al más estilo de la NBA, el cual "te fuerza" a hacerlo... Hay me ves... Euuppp!!..... Eeuupp!!....
Ya no se juegan partidos a 35 en este frontón. Se juega una quinielas a 25 tantos con cuatro parejas. Viendo el perfil del público es comprensible este formato. Un entra-sale le da ritmo a la competición. Proliferan más las jugadas, ese peloteo largo propio de los partidos apenas se da. Es la quiniela. Con sus ventajas y sus limitaciones, sobre todo esto último para los puristas. Las quinielas parece que encajan mejor con los turistas.
El frontón rozaba el lleno y eso que todavía no es la época cumbre cuando la zona se llena de turistas. El Ayuntamiento de esta localidad trabaja incansable todo el año a través de su oficina de turismo. Y se nota. En carpas situadas en los aledaños dan de cenar a cientos de personas que tras la ingesta, en el mismo paquete, acuden al recinto a disfrutar de la cesta punta. Master Jai sólo se encarga de proveer de pelotaris.
Con el uno jugaban Ormaetxea y Joakin (estrella del grupo musical Txato-Plato). El dos para Olha y Mugartegi. Con el tres Erik y Pradera. El cuatro para Meabe y Felix, Eterno Felix.
La quiniela es como la convivencia en pareja. Va por rachas. Sufres y disfrutas pero sobre todo hay que tener paciencia y conformidad. ¿Que el compañero te hace una pifia? paciencia. ¿Que las cosas salen bien y todo va de color de rosa? Tanto tras tanto engordando el casillero. "Aprovéchame que estoy en racha", como decía Papardo.
La vida en pareja les fue bien casi todo el tiempo a Meabe y a Felix. El veterano demostró que todavía "en cenas de matrimonos" sabe estar. Sigue siendo la voz cantante en la pareja, el que tiene la última palabra. Utiliza los ingredientes principales, la paciencia y la comprensión. El de Berriatúa sigue siendo un "buen partido" para cualquier moza.
Del resto me gustaron Meabe y Erik. Este último sobre todo. Pelotari fino, pocos errores, fue de menos a más. Su pareja, Pradera, lleva tiempo sin "vivir en pareja", anduvo perdido. Cuando parecía que este matrimonio se iba irremediablemente al carajo, poco a poco, se fueron entendiendo y finalizaron su travesía con dignidad. Bien Ormaetxea, el hijo de Francisco, y, como escribía Fernando Castro, Txato-Plato, "cumplió". Olha y Mugartegi llevaron una convivencia discreta, sin sobresaltos pero con pocas alegrías.
Entre aplausos y saludos y música de animación finalizó la jornada. El jai alai, la cesta punta, consiguió casi llenar un frontón, el Campus Berri , que sigue funcionando desde hace ya varias décadas y que siga consiguiendo sus objetivos. Al igual que yo con mi pareja, funcionando desde hace 27 años y con ánimo de seguir en la brecha otros 27. Ánimo!!...
La arquitectura de sus calles, esas casitas blancas con puertas y ventanas rojas tan monas dejan bien claro al visitante que uno se encuentra en el Pays Basque. En la zona del puerto, frente a Ziburu, hay varios restaurantes con terraza que invitan a sentarse y degustar algunos productos del pais. Así lo hicimos antes de ir al Jai Alai Campus Berri, el principal motivo de nuestra visita.
Además, teníamos un buen motivo para hacer una cena extra. Ayer cumplíamos 27 años de casados mi mujer Mertxe y yo. Y como todo el mundo que haya pasado por semejante experiencia sabe, no es ninguna broma. En el matrimonio como en la carrera del pelotari, hay de todo, altibajos, penas y alegrías. Yo, en mi caso, estoy más que satisfecho de ambas carreras, sobre todo de la primera, la vida en pareja, pues, como mi mujer dice: "el día que te casaste firmaste tu mejor contrato".
Es cierto, lo confieso.
Nos sentamos en una terraza de un restaurante, Txalupa. La temperatura inmejorable, la vista mirando hacia Ziburu, no lo era menos. Los barcos pesqueros se confundían con la fachada de las casas de antiguos pescadores. Cerca de nuestra mesa un grupo de jóvenes pertenecientes a algún club de rugby local celebraban una fiesta. De un bar no muy lejano llegaban las notas de un grupo coral, Hegoak ebakiko banizkion... Guk euskaraz zuk zergatiz ez... canciones de ambos lados de la muga cantadas de manera suave como susurrando, un estilo típico de esta zona de Lapurdi. Todo parecía de postal y nosotros nos moviéndonos en ella.
La cena estuvo bien. Una ensalada gourmande con su lechuga, tomate, janbon de Baionne, micuit , mollejas de pato, etc. Mi esposa y compañera de fatigas en estos 27 años degustó una sopa de poisson (pescado). Después dimos cuenta de una dorada, un mano a mano, con su patata al horno y vegetables de guarnición. Para beber una botella de blanco de la zona de St. Jean de Pie de Port, de la bodega Irulegi. Muy rico el caldo bebido frío. De postre un gateau basque pour la madame y para el monsieur un bizcocho de chocalate caliente con una crema "de muelte" como dicen los cubanos. Un armagnac como digestif y al frontón, a escuchar el sonido de la pelota contra el frontis.
Visitar el Campus Berri siempre me trae recuerdos agridulces. Hace 25 años en esa cancha perdimos la final de la Copa del Mundo, Internacionales o o como se llamara, Beaskoetxea I y yo, 35-33, contra Chiquito de Bolibar y Retolaza, después de ir ganando 33 a 31. Mi gozo en un pozo, lo que pudo haber sido mi mayor gesta deportiva se quedó en un subcampeonato, no es poco y dada la combinación, el nivel que había, pero un segundo puesto siempre es un segundo puesto, aunque enfrente estuviera un genio de la chistera.
El frontón apenas ha sufrido cambios. Una acústica perfecta llama la atención, algo raro en los frontones. La música lo impregna todo nada más entrar al recinto. Un presentador-animador que en en USA sería un fenómeno se encarga de poner al público parisino bailando Paquito El Chocolatero. Uno mismo, procedente del otro lado de la muga, poco acostumbrado a este tipo de exhibiciones, se contagia y empieza a mover los brazos, izquierda-derecha, adelante y atrás, a ritmo de la música. Y si no lo haces, ahí te viene un pelotari con atuendo de oso, al más estilo de la NBA, el cual "te fuerza" a hacerlo... Hay me ves... Euuppp!!..... Eeuupp!!....
Ya no se juegan partidos a 35 en este frontón. Se juega una quinielas a 25 tantos con cuatro parejas. Viendo el perfil del público es comprensible este formato. Un entra-sale le da ritmo a la competición. Proliferan más las jugadas, ese peloteo largo propio de los partidos apenas se da. Es la quiniela. Con sus ventajas y sus limitaciones, sobre todo esto último para los puristas. Las quinielas parece que encajan mejor con los turistas.
El frontón rozaba el lleno y eso que todavía no es la época cumbre cuando la zona se llena de turistas. El Ayuntamiento de esta localidad trabaja incansable todo el año a través de su oficina de turismo. Y se nota. En carpas situadas en los aledaños dan de cenar a cientos de personas que tras la ingesta, en el mismo paquete, acuden al recinto a disfrutar de la cesta punta. Master Jai sólo se encarga de proveer de pelotaris.
Con el uno jugaban Ormaetxea y Joakin (estrella del grupo musical Txato-Plato). El dos para Olha y Mugartegi. Con el tres Erik y Pradera. El cuatro para Meabe y Felix, Eterno Felix.
La quiniela es como la convivencia en pareja. Va por rachas. Sufres y disfrutas pero sobre todo hay que tener paciencia y conformidad. ¿Que el compañero te hace una pifia? paciencia. ¿Que las cosas salen bien y todo va de color de rosa? Tanto tras tanto engordando el casillero. "Aprovéchame que estoy en racha", como decía Papardo.
La vida en pareja les fue bien casi todo el tiempo a Meabe y a Felix. El veterano demostró que todavía "en cenas de matrimonos" sabe estar. Sigue siendo la voz cantante en la pareja, el que tiene la última palabra. Utiliza los ingredientes principales, la paciencia y la comprensión. El de Berriatúa sigue siendo un "buen partido" para cualquier moza.
Del resto me gustaron Meabe y Erik. Este último sobre todo. Pelotari fino, pocos errores, fue de menos a más. Su pareja, Pradera, lleva tiempo sin "vivir en pareja", anduvo perdido. Cuando parecía que este matrimonio se iba irremediablemente al carajo, poco a poco, se fueron entendiendo y finalizaron su travesía con dignidad. Bien Ormaetxea, el hijo de Francisco, y, como escribía Fernando Castro, Txato-Plato, "cumplió". Olha y Mugartegi llevaron una convivencia discreta, sin sobresaltos pero con pocas alegrías.
Entre aplausos y saludos y música de animación finalizó la jornada. El jai alai, la cesta punta, consiguió casi llenar un frontón, el Campus Berri , que sigue funcionando desde hace ya varias décadas y que siga consiguiendo sus objetivos. Al igual que yo con mi pareja, funcionando desde hace 27 años y con ánimo de seguir en la brecha otros 27. Ánimo!!...
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